El 15 de agosto de 1959 _festividad de la patrona de Vigo, la Virgen de la Asunción_ se hizo efectiva la bula del papa Juan XXIII por la que la ciudad de Vigo pasaría a compartir, junto a Tui, la capitalidad de la diócesis del sur de la provincia de Pontevedra.La petición había sido realizada por el nuncio apostólico en España, Hildebrando Antoniutti, en el marco del Concordato firmado en 1953 entre la Santa Sede y el Gobierno de España. El Papa Juan XXIII firmó la bula el 9 de marzo de 1959 y fue expedida el 25 de junio del mismo años. El obispo de Tui, José López Ortiz, y las autoridades viguesas decidieron esperar a la festividad de Santa María para que la entrada en vigor de la bula coincidiera con el día de la patrona de la ciudad de Vigo. El 15 de agosto era sábado. A las diez de la mañana, el alcalde Tomás Pérez Lorente y el resto de la corporación municipal, acompañados de maceros, dieron la bienvenida al obispo en las puertas de la iglesia viguesa.El templo había sido engalanado por la Cofradía del Santísimo Cristo de la Victoria y en las paredes se habían colgado numerosas banderas de la Acción Católica diocesana. El párroco Alfonso Casas Villanueva fue el encargado de dar lectura a la bula, en la que se decía que a la diócesis de Tui se le añadiría el título de Vicense y que el templo de Santa María de Vigo se elevaba a la dignidad de la concatedral. El papa, en su documento, dejaba a la elección del obispo elegir su lugar de residencia entre las dos ciudades sedes diocesanas. «Ahora será una realidad el viejo anhelo de que el humo de las fábricas se alce al cielo mezclado con el humo del incienso», expresó Alfonso Casas, de forma metafórica, la llegada del Obispado a la ciudad más industrial de Galicia. Tras la inauguración del coro catedralicio, que cantó la Tercia, comenzó una misa cantada por la capilla del maestro Rodulfo y dirigida por Moisés Alonso Valverde.Concluida la misa, se inició una procesión por las calles adyacentes a la concatedral. A su paso por la plaza de A Constitución, el alcalde Tomás Pérez Lorente dio la bienvenida al obispo desde el balcón de la casa consistorial. Desde entonces, Vigo es co-sede de la diócesis y la iglesia de Santa María se convirtió en concatedral. Muchos años antes, la iglesia de Santa María de Vigo había dejado de ser colegiata, a pesar de que entre los vigueses se sigue empleando esta denominaicón, a veces sin un conocimiento preciso del término.Fue en virtud del Concordato con la Santa Sede de 1851. La iglesia dejaba de ser colegiata, como le ocurrió a la mayor parte de las iglesias españolas que mantenían esa categoría eclesiástica. El templo vigués mantuvo esa condición desde 1497, cuando la parroquia pasó a contar con una mayor dotación de religiosos que convivían en colegio. A Vigo le asignaron un prior y seis racioneros debido al incremento de población que experimento entonces.
in La Voz de Galicia
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