El Remo do Miño es uno de los clubes más punteros de España. José Prada lo vio nacer y lo ha hecho crecer
«Si te falta el remo, es como si te faltara parte de la vida». José Prada tiene problemas para expresar lo que significa su disciplina para él: «Lo que me aporta es algo muy difícil de explicar, es más que un deporte».Esta disciplina ha sido la base de su vida desde que con 15 años se inició en ella, y todo comenzó de manera casual: «Formaba parte de un grupo de 18 amigos que teníamos una cabaña a la orilla del río Miño. Entonces, la directiva del club, que se acababa de formar en la zona de Carregal, contactó con nosotros para saber si habría posibilidades de que fuéramos a probar el deporte». Ellos nunca habían visto un bote de remo olímpico y les llamó mucho la atención ese tipo de embarcación. «Nos recordaba a esos bichos zapateros que hay en el río. Nos parecía muy curioso, así que aceptamos, aunque teníamos que desplazarnos desde Tui hasta Carregal para entrenar», explica Prada. Recuerda con cariño aquellas primeras clases en el año 1974: «Empezamos con unos botes que nuestro entrenador consiguió de segunda mano. Algunos clubes nos daban palas y embarcaciones que a ellos no les valían pero a nosotros nos sirvieron para aprender a remar», relata el vicepresidente del club.Poco a poco el equipo se fue fraguando, y al año siguiente ya comenzaban a asistir a las primeras regatas: «Empezamos cerca de casa, y poco después comenzamos a ir a competiciones por toda España. La verdad es que no nos fue nada mal, conseguimos clasificarnos para las finales, empezamos a competir en serio, a conocer el remo olímpico», expresa el técnico. Los metales no tardaron en llegar: «Maricarmen Fernández fue la que consiguió la primera medalla para el club, en la modalidad de skiff cadete femenino, en 1977», detalla. Él mismo fue el primer remero internacional del club en 1980, logrando un meritorio cuarto puesto en el Campeonato del Mundo en la categoría de cuatro sin de peso ligero. Prada cuenta con un palmarés envidiable. Y no solo él. Su mujer, Maricarmen Fernández, y sus tres hijos, Isaac, David y Paula, no se quedan atrás en cuanto a medallas, y los cinco pueden presumir de podios en campeonatos nacionales. A día de hoy, 43 años después de su fundación, el club puede decir que es una «fábrica» de remeros de garantías. Cuentan con unos 90 competidores, de la talla de Jesús González, o de David Prada, que acaban de conseguir en el selectivo de Bañolas el billete que les conducirá al Mundial, y han tenido en sus filas a Rodrigo Conde.Las claves del éxito¿La clave de su éxito? : «Tenemos buenas instalaciones, buenos entrenadores y lo más importante, el río Miño. Creo que es el río con mejores condiciones para practicar remo que existe en toda España. Prueba de ello es todos los profesionales que han pasado por aquí para entrenar: la selección española, la rumana, Cambridge...», detalla Prada, que afirma que a día de hoy tienen el mejor grupo sénior de la historia del club, formado por medallistas nacionales e internacionales. En 43 años de experiencia en el mundo del remo, Prada no ha dejado de luchar por mejorar las condiciones del club y de los deportistas: «Cuando empezamos, viajábamos 6 o 7 horas en coche, llegábamos reventados y teníamos que estar bien para remar. Hoy los remeros viajan en avión, se alojan en hoteles, comen mejor... Esta es la lucha constante de todos los que estamos en el club en este momento para que los deportistas que van a competir, lo hagan en las mejores condiciones», dice el vicepresidente.Su pasión por el remo, y por el club, que es su segunda casa, le llevaron a introducirse en el mundo de la política: «Conseguimos hacer la que hoy es la instalación del Remo do Miño en Tui. Además, por parte de la Xunta y el Concello, logramos formar el centro interfederado de la disciplina».
in La Voz de Galicia
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