Los valencianos aplauden el fondo de 200.000 euros dirigido a auxiliar a víctimas de la recesión. El noventa por ciento de las ventas intramuros las realizan compradores que cruzan la frontera
La crisis no sólo no tiene fronteras sino que obliga a ciudades como Valença a diseñar actuaciones para sortear la recesión propia y la que llega de fuera; en este caso por el Miño. En la localidad conviven dos realidades distintas pero comparten una vinculación directa con el capital gallego. Intramuros, donde se mantiene un comercio secular como principal actividad económica y, la ciudad nueva, inmersa en un proceso de revalorización empresarial que comenzó a fraguarse hace una década y que atrajo a decenas de empresas gallegas.
La vinculación económica se evidencia con datos. El noventa por ciento de los clientes y de las compras que se materializan a diario en los establecimientos de la fortaleza las realizan ciudadanos españoles (la inmensa mayoría gallegos) y el cuarenta por ciento de las empresas que conforman los parques empresariales que salpican la región norte lusa son también gallegas.
De ahí que la crisis tenga dos frentes y que el Concello haya puesto en marcha un plan urgente, pionero en la zona, para intentar sortear la recesión cambiando el destino de los 200.000 euros con los que desde hace quince años se sufraga la principal feria de la Euroregión (la Expo Miño) en ayudas «para las víctimas de la crisis».
El programa no diferencia beneficiarios según su zona de residencia en la localidad pero tampoco se siente por igual. Los empresarios de la fortaleza confirmaban ayer que «la crisis que más nos afecta a nosotros es la española». Era la valoración unánime de un amplio sondeo entre los comerciantes. «Vienen menos y también gastan menos», señalaba Luis Dantas, que lleva más de tres décadas en el sector y que también aplaude el plan de actuación del gobierno local porque «primero son las personas y después lo demás».
El sector textil lidera el ránking de ventas aunque también hay una amplia oferta de muebles. Humberto Barbosa, propietario de una de ellas considera que «compran máis os madrileños e cataláns que os galegos». Pero la salud del sector se mantiene. «Houbo que fechar fábricas fóra pero non comercios da fortaleza, pola calidade», señalan sus protagonistas.
in La Voz de Galicia
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