La feria de Los Santos en Cerdal (Valença do Minho) provoca grandes retenciones de tráfico y atrae a miles de ciudadanos de las dos orillas miñotas
Un año más la feria de Los Santos, en la parroquia de Cerdal, de Valença do Minho, no defraudó.
Miles de ciudadanos de Vigo y su área metropolitana se dieron cita desde primera hora de la mañana y aguantaron estoicamente las retenciones de tráfico desde la A-3 para lograr su objetivo: comprar a precios de saldo y engrosar los ahorrillos.
Algunos, como Inés y José Luis, de Moaña, son fieles a esta celebración desde hace quince años. Lo más barato que consiguieron fueron dos camisetas por cinco euros. Lo más caro, unas botas por veinticinco. Este año han advertido los precios más bajos y se van con las bolsas llenas de ropa y calzado. Como veteranos que son advierten del cuidado que hay que tener con los carteristas. «A las diez de la mañana ya le quitaron la cartera a una señora», explica Inés.
La zona de restaurantes o tasquinhas es una de las más concurridas. Allí se encuentran Irene y Arminda, de Ponteareas comiendo, como no podía ser menos, bacalao y pollo con la familia. En las bolsas, zapatos y algún chándal. El grueso lo dejarán para la tarde para no cargar con las bolsas.
Lo más pobre de la feria les ha parecido la zona de animales, el resto, bien, como hace tres años.
La mayoría de los vecinos del área de Vigo que acuden a esta feria lo hacen por pasar un día de asueto y, de paso, comprar algunas cosas para la casa, ropa o calzado.
Entre los más de quinientos puestos que se instalan en Cerdal se ofrecen productos de todo tipo. Cuadros que reproducen la última cena, las típicas toallas, prendas de piel, manteles, sábanas, discos, cinturones y bolsos.
Las toallas y ropa de cama, que tiempos atrás demandaban la mayoría de los visitantes, se han visto desplazadas por el calzado y los complementos.
Otros, como los puestos de castañas, despachaban los 20 kilos habituales, mientras que los de bacalao experimentaban un descenso, pese a ser le plato nacional।
María Jesús Fuente
1/11/2007
LA VOZ DE GALICIA
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