En la localidad fronteriza con España hay un buen número de negocios abiertos hace años por gallegos que buscaron prosperar al amparo de la suave fiscalidad lusa ·· La mayoría vive de los clientes que llegan cada día desde el otro lado del río Miño
No es miércoles, Vigo y su comarca ignoran el rico comercio de Valença do Minho, donde las tiendas aparecen cogidas del brazo en una cadena interminable. Hay de todo, pero no hay nadie. Los miércoles la feria enciende este pueblo fronterizo, que recibe un enorme chorro de entusiasmados compradores. El resto de la semana, un leve goteo.
En Valença, hermoso pueblo, con bellas construcciones y un comercio generoso, las galerías agujerean cada edificio. En cualquiera de ellas, tras la luna, un gallego. Fueron muchos los vigueses, tudenses, ponteareanos... que miraron hacia Portugal en busca de fortuna. Fiscalidad suave, alquileres bajos, clientela española, precios de allí para el poder adquisitivo de aquí. El descubrimiento de Portugal como lugar idóneo para establecer negocios no es reciente.
Cada español de Valença tiene una historia, unos motivos, unas impresiones, unas conclusiones. Famy Cristales, la tienda de los cristales, como allí la conoce todo el mundo, lleva diecisiete años abierta. Tras el mostrador, una doctora santiaguesa, María Iglesias Caeiro, casada con un portugués, Fernando Mansilha. Él es almacenista, ella se encarga de un comercio que "ofrece unos precios que no tienen competencia en España en cristal de alta calidad". La inmensa mayoría de sus clientes son españoles, "un ochenta o un noventa por ciento".
A pocos metros aparece Bruxas, una tienda de muebles y decoración. Su propietaria, María José Pérez, es tudense. Lleva quince años en Valença porque "hay ventajas fiscales, de hecho, tengo locales en Tui, pero me sale más rentable estar aquí". Dice que el 95 por ciento de sus clientes son españoles.
En el mismo edificio, Javier de Almeida, un joven vigués, regenta un quiosco. Le surgió la oportunidad de abrirlo cuando trabajaba en Lisboa en una empresa de decoración, hace ya siete años. Él vende sólo a residentes y se queja amargamente de la poca seriedad de las distribuidoras, que le causan muchos problemas y le tienen al borde de la rendición.
Marta López, viguesa, abrió hace diez años la peluquería Rizos en el corazón de la villa, porque "Valença era un sitio muy animado y me parecía una buena oportunidad. Venía muchas veces a comer y parecía un buen lugar para abrir un negocio, ya que además la presión fiscal es mucho menor que en España".
Cristales para toda España
De la tienda Famy Cristales salen cajas para muchos puntos de España, destaca María Iglesias Caeiro, quien subraya que “la gente confía en nosotros y nos hacen encargos de Madrid, Barcelona...”. María vive en Tui con su marido, Fernando Mansilha. Sus hijos estudian en Santiago.
Encantadoras Bruxas tudenses
María José Pérez y su hija Pilar regentan con ilusión la tienda de muebles y decoración Bruxas, donde “todo funciona un poco por rachas. Hay veces que vendes cristal, otras lámparas, lo más difícil son los muebles”. Destacan que en su comercio han primado por encima de todo la calidad.
El duro día a día del quiosco
Javier de Almeida se queja de los problemas con las distribuidoras. Una editorial le cortó de repente el suministro de un coleccionable y un cliente le devolvió todos los números. “Hay 700 euros ahí tirados, es un desastre, pero esto funciona así, no hay seriedad alguna, es para tirarse de los pelos”.
Estilo vigués para Lusitania
Marta López va y viene todos los días desde Vigo. No tiene empleados porque “no puedo permitírmelos”, aunque no se queja. Su peluquería Rizos “nos da para ir tirando, dentro de lo que cabe no está mal”. Ese día estaban allí sus padres, que confirman cada una de sus apreciaciones.
Crisis - Una villa con el riesgo de morir de éxito
Hay unanimidad entre los gallegos establecidos en la localidad lusa: Valença ya no es lo que era. La villa no ha evolucionado, se ha quedado estancada y se ha visto inmersa en una crisis que, en realidad, no es exclusiva: "En Portugal son tiempos difíciles, hay una crisis enorme, pero también hay crisis en España".
Consideran que el euro ha sido enormemente perjudicial para el tradicional comercio entre España y Portugal e insisten en que "aquí los salarios son muy bajos, el nivel de vida es notablemente inferior al de España, aunque también en nuestro país hay problemas".
Javier de Almeida es más preciso: "Valença se hunde por su falta de originalidad, no ha evolucionado ni hay nuevas ideas. Cuando abrimos sólo había otro, a los pocos días abrieron siete, dos de ellos puerta con puerta y prácticamente a la vez". El pueblo sólo revive los miércoles, pero el gentío no llega hasta las tiendas de la villa.
J.CARLOS BASTOS, in El Correo Gallego
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