Valença do Minho, a corazón abierto

El gobierno local ha construido un auténtico laberinto subterráneo de galerías, similar al de Venecia, ante la amenaza inminente de derrumbes de su fortalezaLos conductos, de 1,85 metros de altura, canalizan todos los servicios y permiten cruzar el recinto bajo tierra
Las enfermedades derivadas del envejecimiento y el estrés también pueden comprometer los órganos vitales de una ciudad. Tres siglos de vida pueden hacer estragos en un monumento nacional. No hay fortaleza que resista tanto tiempo. La fachada de la de Valença aguantó estoicamente hasta el inicio del XXI gracias a sucesivas operaciones de estética y retoques puntuales pero un primer derrumbe evidenció hace ya seis años su delicado estado de salud.
El diagnóstico de la Dirección General de Edificios y Monumentos Nacionales de Portugal (DGEMN) no dejaba lugar a dudas. Los técnicos confirmaron el riesgo de derrumbe de la edificación debido al deficiente drenaje de las aguas pluviales y la decrepitud de las redes de infraestructuras subterráneas». Hacía falta una intervención a vida o muerte en el corazón de la ciudad. Y se hizo.
Ahora, el subsuelo del recinto está atravesado por otro circuito paralelo al de los comercios que configuran su superficie y que permite cruzar el espacio a dos metros bajo tierra.
El proyecto realizado por el arquitecto Eduardo Souto Moura hizo que se construyera un sistema de galerías similar a las de Venecia y sin precedentes en Portugal por su magnitud. En total, 1.600 metros de galerías que atraviesan los 100.000 metros cuadrados de los 5 kilómetros de perímetro amurralado.
Se han situado varios accesos en distintos puntos para poder introducirse en esta especie de laberinto por el que puede ya recorrer de pie el 70% de la superficie total a través de un entramado de arterias subterráneas de casi dos metros de alto por uno con veinte a ancho. De momento ya se han invertido seis millones de euros y, este mes, se aprobará una tercera partida, de otros cuatro, para completar todo el sistema y superficie.
in La Voz de Galicia