domingo, 25 de fevereiro de 2018

Valença do Miño ENTRANDO EN EL NORTE DE PORTUGAL

Entrando en Portugal por la carretera nacional, como se entraba antes de que hubiese autopistas, te encuentras con Valença do Miño.
Ya había cruzado en otras ocasiones a Portugal. Esa zona me trae recuerdos especiales de hace ya unos cuantos años. La primera vez que estuve de campamento en verano fue en Tui y años después repetí varios veranos como monitora. Lo recuerdo como las mejores experiencias que he tenido en mi vida. Una de las actividades que hacíamos era ir un día caminando desde Tui a Valença haciendo una gymkana que nos ocupaba todo el día.
Aún así nunca había sentido lo que me sucedió este verano al cruzar ese puente y ver esas letras que señalaban PORTUGAL. Recordé a mi madre y una historia que sucedió cuando yo era pequeña. Como yo no tenía aún DNI ni pasaporte no pude cruzar a Portugal y nos quedamos en España mi padre y yo mientras ella cruzaba a Valença a hacer una compras (era aquella época en la que la gente cruzaba a comprar toallas, sábanas… porque se consideraba que eran de muy buena calidad y más baratas que en España). Lo recuerdo vagamente pero no sé porque me vino a la mente cuando mi madre contaba que sintió una angustia al recorrer aquel puente y dejarnos al otro lado… y entonces se me puso una cosa en el estómago al recordarlo. Conecté con esa emoción que tuvo ella en aquel momento. Ahora ya no hay fronteras. Y puede que esa sensación de “cruzar al extranjero” ya no la tengamos tan presente. Aunque si cruzas por este puente, en la carretera antigua, creo que sí puedes “acercarte” a esa sensación. No deja de tener algo especial y diferente.
Lo más bonito de Valença es el pueblo de Fortaleza. La ciudad amurallada que está en lo alto de una colina, a orillas del Miño. Está realmente muy bien conservada y si ves una foto sacada desde el cielo te puedes hacer una idea de la importancia que pudo tener en su época. Hoy en día sigue siendo un lugar muy turístico en el que la gente va a comprar a sus pequeñas tiendas: ropa, toallas, sábanas y mantelerías.
Mi consejo es que la visites lo más temprano posible, antes de que la vorágine del consumo y el turismo abarrote sus calles y las fachadas de las casas pasen de ser unas bonitas casas portuguesas a dinteles de puertas llenas de ropa. Recuerda que allí es una hora menos que es España y eso da margen para no tener que madrugar tanto 😉 Aún así, cuando empiece la hora comercial, también te llamará la atención. Seguro que algo “cae”. No dejes de pasear por lo alto de la muralla y disfrutar de las vistas.
in enlasmanosdeyaras

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