Hallan una pluma de ave con restos de tinta en el interior de un protocolo del año 1754 que corresponde a un pleito redactado por el notario Pedro de Saa Barros, en esa época
El director del Archivo Histórico Diocesano, Avelino Bouzón, muestra la pluma donde se halló. // E. G.
Pudo ser un olvido o despiste del escribano, pero ha resultado un hallazgo precioso en 2020 para el equipo técnico del Archivo Histórico de la Diócesis de Tui-Vigo. Una pluma de ave, posiblemente de ganso, con restos de tinta en su extremo, apareció en entre las hojas de un protocolo del año 1754 del notario Pedro de Saa Barros. Este antiguo instrumento de escritura está intacto. Es de color pardo y su cálamo y raquis tienen color nacarado y tinta negra.
Una pluma que se utilizó hace 266 años para escribir anotaciones al margen en un protocolo datado en 1754, sorprendió al personal técnico y al canónigo director del Archivo Histórico Diocesano, situado en dependencias de la catedral de Tui, Avelino Bouzón.
Nadie esperaba hallar en la página 29 de este antiguo documento el inesperado "regalo", perfectamente conservado entre las hojas de papel que está elaborado con pulpa natural de algodón y lino, por lo que es enormemente resistente a la humedad y a otros factores que degradan con el paso del tiempo.
Avelino Bouzón Gallego, canónigo archivero y director del Archivo Histórico de la Diócesis de Tui Vigo, mostraba sobre el sorprendente hallazgo que, precisamente en esa página del documento, figuran meticulosos escritos al margen en los que se utilizó el mismo color negro de tinta que se aprecia en el extremo de la pluma de ganso o de pavo, en la que apenas se aprecia el paso de los siglos.
El protocolo "está escrito a mano por el notario Pedro de Saa Barros. Se trata de un pleito del convento de la Purificación de las religiosas justinianas de Vilavella (Redondela)", puntualiza el canónigo archivero.
Las religiosas reclamaban en este pleito las rentas de foros que no les pagaban. Así les ocurría con las que correspondían a unas viñas situadas en Alcabre. "El pleito era para que se reconociese que esas viñas eran de su propiedad", precisa Bouzón, explicando que esas propiedades corresponden a las dotes que aportaban las profesas que ingresaban en el convento.
Bouzón tiene especial aprecio por la figura del notario Pedro de Saa Barros, pues fue quien en su día patrocinó la construcción del crucero de San Bartolomé, en Tui, tallado en granito y donde figura grabado el nombre de su esposa Quiteria.
En el escrito del antiguo pleito consta que el notario aporta como prueba documentos del año 1664 que acreditan la propiedad de las Justinianas. Además declaran a su favor sendos testigos que residían en Alcabre y en Vigo.
in Faro de Vigo
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