Celina Pérez cumple un mes confinada con dos hijas, los yernos y nueve nietos en Tui
Se quedan a uno de igualar en número a La gran familia, la más entrañable de la cinematografía española. Ellos son la de los González Pérez de Tui y cumplen un mes de confinamiento en la misma casa. Celina Pérez, la única del grupo que ya había nacido cuando se estrenó la película de Fernando Palacios, llevaba quince años viviendo sola tras independizarse sus tres hijas, aunque la convivencia siempre fue estrecha y diario. Y todo cambió el 13 de marzo, cuando se anunció el estado de alarma. Un par de días después, dos de sus hijas regresaron para compatibilizar el confinamiento con el cuidado y el trabajo de todos: catorce bajo el mismo techo, ya que María José y su marido José tienen seis hijos y su hermana Inés suma otros tres con Iago. Desde aquel domingo 15 de marzo son dos matrimonios, una abuela y sus nueve nietos, con edades comprendidas entre los 2 y los 22 años.
«Al principio pensamos que podía ser angustioso para los adolescentes venirse al rural o que podía afectar a la convivencia, pero estamos disfrutando todos de un aprendizaje de los que no se olvidan jamás». Lo sabe por experiencia propia ya que María José González es madre de seis de los infantes y, además, profesora en el Seminario Menor de Tui. «Como todos mis hijos son scouts, hemos montado una especie de campamento. Hay turnos y entre todos nos repartimos las tareas», explica. La fórmula funciona tan bien que los nietos de Celina ya han mostrado su interés por quedarse así aunque acabe el confinamiento. Entre todos también están haciendo ahora una pista de baloncesto. «Como madre y profesora, creo que están inmersos en un aprendizaje de convivencia, colaboración, organización y empatía que va a ser mucho más importante que aprender a hacer raíces cuadrados o a conjugar el subjuntivo», sostiene. Es toda una lección de vida en la mejor escuela. No desatienden las clases online de los centros, pero la dinámica diaria es un máster en matemáticas, valores, lengua educación física y música, ya que también se han llevado varios instrumentos para amenizar las sobremesas. Porque todos, menos el benjamín de dos años, se reparten las tareas por turnos para cocinar, limpiar, hacer la compra... Y donde solo había tres habitaciones, ahora hay cinco; y la del salón, por ejemplo, es triple. «Intentamos hacer una sola compra a la semana, pero a veces hay que salir más porque somos muchos y ponemos los menús de la semana en un tablón para que todos sepamos lo que tenemos que hacer cada día». Un matrimonio teletrabaja por las mañanas y el otro, por la tarde. Así que «todos cuidamos de todos», indica María José mientras prepara su primera fideuá con la sobrina. «Todos comen de todo y aquí no se tira nada. Además, intentamos comer juntos y las sobremesas se alargan horas compartiendo juegos y disfrutando de la finca», confirma con una sonrisa que delata su vocación.
«Desde que éramos novios decíamos que queríamos tener, al menos, cinco hijos. Queríamos invertir nuestra vida en disfrutarlos y crecer con ellos», explica esta madre de familia supernumerosa que tiene tan solo 46 años. Su sonrisa es el fiel reflejo del proyecto de vida que comparte con José. «Renuncias a un montón de cosas, pero todo compensa y con creces», mantiene.
in La Voz de Galicia
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