Para sus vecinos, el centenario puente viejo sobre el Miño que separa la pontevedresa villa de Tui de la portuguesa Valença no es sino una calle más. Una avenida metálica de casi 400 metros que une lo que separa el río. Su antaño tránsito habitual de tudenses que van a desayunar a Portugal y de lusos que se acercan al supermercado a Galicia está interrumpido desde que se decretó el estado de alarma y se cerraron las fronteras. El único paso abierto al tráfico al país vecino es por la autovía, con estrictos controles: solo pueden pasar trabajadores con justificante. La catedralicia Tui languidece.
«Cortar el puente es como levantar el Muro de Berlín, los efectos son devastadores para la economía local», asegura a ABC su alcalde, Enrique Cabaleiro (PSOE), «nuestro sector comercial, el de Tui y el de Valença, se nutre de clientes transfronterizos». El anuncio de la desescalada no anima al regidor porque la previsión del Gobierno es mantener cerradas las fronteras hasta el otoño. «Las consecuencias para el sector comercial, si no se mitigan, van a pasar de dramáticas a catastróficas». El 70% del empleo de su municipio depende del comercio. Cabaleiro no esconde su opinión. «Se toman medidas desde la centralidad sin reconocer las peculiaridades del territorio», critica, «el proceso de desescalada debe ser en este caso simétrico con nuestros vecinos». (...)
in ABC
Sem comentários:
Enviar um comentário