Colas para repostar en Tui y desolación en las estaciones de Valença do Minho
El boicot de los ciudadanos lusos a las grandes compañías petrolíferas por los altos precios de los carburantes hizo mella en las estaciones de servicio de la empresa Galp, la primera de la lista en la cruzada que van a llevar a cabo diferentes movimientos ciudadanos lusos a lo largo de este mes de junio. Cientos de automovilistas portugueses dejaron ayer de repostar en la multinacional lusa y cruzaron la frontera para hacerlo en estaciones gallegas.
Con este panorama, Domingos Augusto, encargado de la gasolinera de Galp de Valença do Minho, mataba el aburrimiento leyendo el periódico. Domingos no se había enterado del boicot a Galp que circulaba por SMS y por varias páginas de Internet promovidas por movimientos ciudadanos. «Aquí nunca viene mucha gente, no tenemos dinero», se lamentaba el único trabajador de una gasolinera que se encuentra a menos de un kilómetro de la estación de Repsol de Tui donde el litro de gasolina de 95 octanos es veinticinco céntimos más barato que en Portugal.
Domingos lleva veinte años trabajando en la misma estación de servicio y recuerda cuando, hace unos seis años, sucedía al revés y los automovilistas gallegos tenían que hacer cola en su estación para repostar gasoil.
Después de hojear bastante páginas de periódico, en el establecimiento de Galp aparece el primer cliente, una carrinha, pero no viene a llenar el depósito sino que necesita gasoil para un generador de los que se utilizan en el sector de la construcción. Hay una oferta de gasoil de fin de semana: cinco céntimos menos que un día laborable. Es la manera de paliar la sangría de clientes hacia el otro lado del Miño.
Al cruzar el puente de hierro que separa Valença de Tui los números cantan: en Valença el litro de 95 octanos en la estación de Galp estaba ayer a 1,49 euros; en Tui valía solo 1,24. Veinticinco céntimos de ahorro por cada litro explican que el dueño del Golf de color gris procedente de Viana de Castelo no quisiese hacer comentarios mientras abría el maletero y mostraba tres garrafas de veinte litros cada una para llenarlas de combustible. El mutismo tiene explicación: circular con esa cantidad de gasolina en el maletero es ilegal. Pero al mes se ahorra 150 euros.
Con este panorama, Domingos Augusto, encargado de la gasolinera de Galp de Valença do Minho, mataba el aburrimiento leyendo el periódico. Domingos no se había enterado del boicot a Galp que circulaba por SMS y por varias páginas de Internet promovidas por movimientos ciudadanos. «Aquí nunca viene mucha gente, no tenemos dinero», se lamentaba el único trabajador de una gasolinera que se encuentra a menos de un kilómetro de la estación de Repsol de Tui donde el litro de gasolina de 95 octanos es veinticinco céntimos más barato que en Portugal.
Domingos lleva veinte años trabajando en la misma estación de servicio y recuerda cuando, hace unos seis años, sucedía al revés y los automovilistas gallegos tenían que hacer cola en su estación para repostar gasoil.
Después de hojear bastante páginas de periódico, en el establecimiento de Galp aparece el primer cliente, una carrinha, pero no viene a llenar el depósito sino que necesita gasoil para un generador de los que se utilizan en el sector de la construcción. Hay una oferta de gasoil de fin de semana: cinco céntimos menos que un día laborable. Es la manera de paliar la sangría de clientes hacia el otro lado del Miño.
Al cruzar el puente de hierro que separa Valença de Tui los números cantan: en Valença el litro de 95 octanos en la estación de Galp estaba ayer a 1,49 euros; en Tui valía solo 1,24. Veinticinco céntimos de ahorro por cada litro explican que el dueño del Golf de color gris procedente de Viana de Castelo no quisiese hacer comentarios mientras abría el maletero y mostraba tres garrafas de veinte litros cada una para llenarlas de combustible. El mutismo tiene explicación: circular con esa cantidad de gasolina en el maletero es ilegal. Pero al mes se ahorra 150 euros.
in La Voz de Galicia
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