Tui. Por segunda vez unos amigos me han llevado a comer al restaurante Arrayal 39, edificio que en su día perteneció a un conocido político. Y por según vez salí contento. No es que nadie se vaya a encontrar algo insólito, pero sí un ambiente muy acogedor, un trato cordial y profesional, y una buena carta en la cual, para mi gusto, destacan los pescados. Las raciones, abundantes. El precio… pues ese es el misterio: iba invitado. Pero volveré de incógnito.
in La Voz de Galicia
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