Nació hace seis meses, minutos después de que el almacén pirotécnico explotase a 150 metros de su casa
La vecina más joven de Paramos tiene seis meses. La onda expansiva de la explosión en el almacén pirotécnico levantó a su madre del sofá cuando aún la llevaba dentro, el 23 de mayo. Ana López afrontaba la recta final de un embarazo diagnosticado como de alto riesgo cuando la explosión del zulo ilegal, ubicado a menos de 150 metros de su casa, la sobresaltó mientras caían las ventanas y puertas del domicilio. «Fue un shock. De repente y no sé cómo, estaba de pie. Vi todo tirado fuera y una gran columna de fuego en la zona de la iglesia. Pensamos que se había caído un avión», recuerda. En diez minutos ya los habían desalojado de sus casas y, otros tantos después, comenzaron las contracciones. «Solo cuando llegué al hospital y escuché cómo decían que ya habían entrado otras 30 personas me di cuenta de que había pasado algo terrible. Empecé a darme cuenta y a temer por mi bebé», explica ya con él en brazos. Su nacimiento, sin secuela alguna, fue el milagro. Y la esperanza. «Tardé mucho en poder quedar embarazada. Superamos una amenaza de aborto al principio, luego seguimos con riesgo de eclampsia y tenía que guardar reposo absoluto cuando sobrevino la explosión». Su relato y estampa esta semana, con Lola sobre el pecho mientras retiraban piedras en medio de la cadena de vecinos que iniciaron el desescombro con sus propias manos por desesperación, escenificó el adviento más humano. No todos pueden volver a casa por Navidad. Muchos vecinos de Paramos no podrán hacerlo, porque sus casas quedaron destruidas por la explosión. «Vivimos entre plásticos y con grietas, pero nosotros tuvimos muchísima suerte y tenemos un hogar», dice la madre de Lola Romero López, la pequeña cuya sonrisa se abre paso entre los escombros de Paramos.
in La Voz de Galicia
Sem comentários:
Enviar um comentário