Blanca Padín Díaz, profesora jubilada del IES San Paio de Tui, fallecida a los 70 años en el accidente ferroviario de Santiago, fue despedida ayer por la tarde en un entierro multitudinario que acabó en el cementerio municipal tudense. Hoy a las 11 horas se celebrará un funeral en la catedral, por el eterno descanso de su alma.
Sus hijos Débora y Carlos Vázquez Padín, éste último concejal del grupo Converxencia XXI en el Concello de Tui, estuvieron acompañados durante las horas previas al sepelio por familiares y amigos, en especial por quienes fueron compañeros de su madre. El alcalde, Moisés Rodríguez y concejales de la corporación, estuvieron también a su lado en los difíciles momentos.
Blanca Padín era militante histórica del PSOE. Ayer estuvo con la familia el secretario general del PSdeG-PSOE, Pachi Vázquez. También acudió la diputada nacionalista Carme Adán, que fue docente del IES San Paio de Tui.
La fallecida fue profesora en el Instituto San Paio de Tui durante casi cuarenta años. Su compañera de toda esta trayectoria profesional, la profesora Raquel Gómez González, recordaba emocionada momentos tan gozosos como cuando las dos juntas aprobaron las oposiciones: "¡todo Tui se enteró!", dice. Blanca se incorporó a su trabajo en el Instituto cuando estaba encinta de su hijo Carlos.
Así empezó su carrera vocacional, en el Departamento de Lengua Española y Literatura. "Era una persona generosa, tan generosa que se jubiló a los 70 años", explica Raquel Gómez, quien todavía recuerda con gran emoción la poesía "La vida misma" que le dedicó Blanca con motivó de su jubilación. Estamos hablando de una persona dispuesta a ayudar a los demás. Llevaba la alegría con ella y una fina e ingeniosa ironía, con gracia, que adornaba su conversación: "En el departamento nos reíamos mucho con ella. Era especial".
Constante "Tante" Fernández Rodríguez, otro de los compañeros, la recordará siempre como una mujer muy inteligente y culta, lectora compulsiva, que daba serenidad, paz y que además tenía un fino humor. En las reuniones de los claustros, explica Tante, ella era siempre la voz conciliadora.
Una de sus alumnas recuerda un detalle: "Me encontró por la calle con mis hermanos y compró helados para todos. Son cosas de ella que siempre recordaré, como su elegancia".
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