La piragüista del Tudense Ana Varela, plata en la Copa del Mundo, fue intervenida en febrero de un problema cardíaco, por el que tendrá que volver a ser operada
La palista del Kayak Tudense Ana Varela se colgó el pasado fin de semana la plata en la Copa del Mundo de piragüismo con sus compañeras del K-4 200 metros. «Cuando estaba allí le dije a las demás: ?Tengo muchas ganas de llorar?». Porque solo cuatro meses antes, la deportista de Bembibre, de 32 años, fue sometida a una operación de corazón en la que, para colmo, no se le pudo solucionar su problema. Quiso seguir compitiendo y ahora espera volver a pasar por quirófano cuando termine la temporada.
«A finales de año empecé a sentirme muy mal en los entrenamientos. Tenía muchas arritmias y llegaba a las 240 pulsaciones, no de manera puntual, sino durante todo el entrenamiento una vez que empezaba con intensidad. No me bajaban», relata la piragüista. Su entrenador lo atribuía a la carga, pero ella pensaba que tenía que haber algo más. «Llevo muchos años y se cuándo estoy cansada por el entrenamiento y cuándo la sensación es otra, y realmente muy mala», señala.
Resultó que la causa era un problema de corazón que le llevó a ser intervenida el 8 de febrero de este año. Sin éxito. «Tras dos horas en el quirófano, me despiertan y me dicen que no han podido hacer nada, que había sido imposible localizar la zona anómala», recuerda. Pretendían hacerle una ablación, procedimiento con el que se destruyen áreas en el corazón que causan problemas de ritmo cardíaco como los que padece Varela.
Tras el intento fallido, le recomendaron dos semanas de reposo. Pero a los cuatro días ya estaba entrenando. «Tenía que estar parada dos semanas porque aunque no era una intervención invasiva, era por la femoral y había que recuperar para evitar trombos o coágulos. Pero quise entrenar porque sabía lo que me estaba jugando», dice en referencia a los objetivos deportivos de la temporada. «En todo momento me dijeron que no corría peligro mi salud por este problema, solo que mi rendimiento se resentiría», subraya.
Varela había sido operada de una comunicación interauricular cuando tenía dos años, «pero nunca había vuelto a tener problemas». Por eso le extrañaba que surgieran a estas alturas. «Al crecer, la paredes del corazón se regeneraron, la zona donde tengo la cicatriz no sella bien y cuando entra la sangre hace como un doble circuito que me produce el problema», describe. Probablemente, los episodios comenzaron tiempo atrás. «Hasta que fue muy seguido y muy evidente, lo achaqué a otras cosas».
Ahora, a la espera de un nuevo intento quirúrgico, Varela sobrelleva su problema a base de medicación. «Tomo Apocard, que trabaja sobre el sistema nervioso y la musculatura. Te bloquea un poquito, te hace perder algo de chispa, pero me han bajado la dosis y lo voy llevando mejor», comenta. Tanto, que no le ha impedido volver a subir al podio.
in La Voz de Galicia
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