Colgar a alguien el sambenito no ha mantenido a través de los siglos las mismas connotaciones que tenía en el medievo. En sus orígenes era una vestimenta que usaban los cristianos en la penitencia pero, en la Edad Media, la Santa Inquisición convirtió los sambenitos en la túnica de la infamia.
A los condenados por herejía se les obligaba a llevarla como símbolo de la humillación. Hoy en día se mantiene la expresión y solo se conservan cinco sambenitos que atesora el Museo Diocesano de Tui. Uno de ellos ha viajado a Cataluña con motivo de la exposición La Girona Disidente, ver, creer y pensar diferente (siglos XVI al XVII) y la acogida obligó a ampliar la muestra hasta este mes. El historiador tudense, Suso Vila, fue el invitado que desveló allí los pormenores de un patrimonio exclusivo de Tui que atrae el interés de miles de personas cada año.
«Su importancia radica en que son un testimonio de la acción de la Inquisición, la penitencia aplicada por desviarse de la doctrina católica. La reconciliación, pedir perdón por los pecados cometidos, tenía como penitencia el sambenito, que el reo tenía que llevar de por vida o por un período de tiempo que determinase el Tribunal», explica Suso Vila. También era aplicada la pena de prisión y la confiscación de bienes, añade.
El sambenito, señala el experto, marcaba públicamente al penitente: «Era puesto sobre el reo como si fuese un hábito, la vergüenza pública era uno de los castigos más severos». A la muerte del reo el sambenito se colgaba en las puertas de la catedral, para que se supiese que la familia había sido penitenciada por el Santo Oficio (lo cual les podía impedir acceder a oficios públicos).
La ponencia de Suso Vila se centró en los conversos de Galicia y Portugal y el público disfrutó del sambenito de Andrés Duarte Coronel y a Antonia Gómez, procesados en 1619.
Andrés Duarte Coronel era primo de los canónigos, Francisco y Tomé de León Coronel. «No tenía oficio alguno, pero con su madre tenían una gran fortuna, que el Santo Oficio le interesaba requisar para financiarse. Murió fuera, había huido de la Inquisición», desvela Vila.
No es conocido por muchos pero hace cinco siglos, manifiesta el investigador, «Coronel era un importante familia conversa. Acumulaban todos sus miembros una gran fortuna, llegaron a ser regidores en los ayuntamientos de Tui y Baiona». San Juan Coronel, padre del canónigo Francisco Coronel, tenía un banco en Roma. Su ascenso a las élites eclesiásticas, como canónigos, les provoca numerosos y poderosos enemigos, y el comienzo de los procesos de la Inquisición
Fondos del museo
Son cinco los lienzos de lino conservados con 14 vecinos de los municipios de Tui y Baiona procesados durante la Inquisición. Es parte del tesoro que se guarda en el museo diocesano de Tui y que, tras el proyecto que se ultima para el conjunto catedralicio, se trasladará al palacio episcopal.
Estos sambenitos encontrados por otro historiador de Tui, Rafael Sánchez Bargiela, son los únicos originales que hay en España. Son telas de lino y de tamaño variable (de entre metro y medio a 2,22 metros de largo por poco más de 70 centímetros de ancho) en la que se escribían los datos personales y la sentencia de algunos de los condenados por el Santo Oficio para conocimiento público y como castigo del reo, su familia y sus descendientes.
in La Voz de Galicia
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