El hombre taló el árbol que cayó y rompió el cable de la línea de alta tensión que desató el fuego
El hombre que taló el pino que cayó sobre el tendido eléctrico el pasado viernes y que provocó el fuego que amenazó durante horas el Parque Natural del Aloia deberá responder por un supuesto delito de incendio forestal por imprudencia.La Guardia Civil considera investigado a A.E.H., residente en Tui, y por lo tanto deberá dar explicaciones ante la autoridad judicial competente sobre su actuación aquel día. El hombre forma parte del equipo de taladores de Tui que la empresa de Moaña, a la que la comunidad de montes de Ribadelouro vendió los árboles, subcontrató para ejecutar la corta de los árboles. Fue un incendio fortuito que se desató al romper uno de los cables del poste de alta tensión que la empresa Fenosa tiene en el lugar. El árbol rompió la línea y el cable encendió el fuego sobre la masa forestal. El viento y las altas temperaturas favorecieron su propagación por la ladera del monte, llegando a saltar a última hora de la tarde a las inmediaciones del Parque Natural. Hizo falta desplegar un operativo el que también participó la Guardia Civil y la Policía Local. La Xunta movilizó a 6 helicópteros, 2 aviones, 9 motobombas, y 14 brigadas y el Ministerio de Agricultura envió dos aviones anfibios.El fuego calcinó aquel día un total de 12,6 hectáreas de masa forestal entre los dos focos que se registraron. La rápida respuesta del dispositivo de emergencias evitó que las llamas llegaran hasta el Parque Natural. El daño ambiental es considerable pero el incidente pudo tener consecuencias más graves ya que interferir con la alta tensión pudo llegar a costar vidas.Fenosa anuló la línea afectado, que es la de Tui a O Rosal pero mantuvieron el servicio activando otra por lo que sus clientes de la comarca de O Baixo Miño no sufrieron cortes en el suministro en ningún mometo.La tala controlada estaba autorizada por lo que lo único que se investiga es la presunta imprudencia del trabajador autónomo que cortó el pino que se precipitó sobre la línea en la torreta. Esa autorización ha desatado su propia polémica para quien considera que la tala es de por sí un factor de riesgo y más cuando se realiza en plena campaña contraincendios, cuando cualquier maquinaria en el monte puede hacer saltar la chispa. El debate en las redes sociales fue muy intenso de cara a prevenir nuevos incidentes.En el polo opuesto está el caso de Arbo, donde los comuneros critican la falta de autorización para ejecutar las obras previstas en el monte. Ellos tenían permiso para hacer las podas y limpiezas subvencionadas por tratarse de labores que previenen los incendios en los montes. No se ejecutaron antes de los fuegos que arrasaron 1.600 hectáreas porque, según los comuneros, la Xunta no les dio permiso para iniciar los trabajos.
in La Voz de Galicia
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