sexta-feira, 8 de abril de 2011

Valença se prepara para un duro futuro


Valença do Minho (Portugal) se levantó ayer con un ansia desmedida de leer prensa. Los habitantes de esta ciudad fronteriza con Galicia querían saber más sobre el rescate económico que el gobierno en funciones de su país pide a la Unión Europea. En las respuestas de las personas encuestadas hay una coincidente: "la medida llega tarde", opinaron todos. Prevalece en la mayoría una postura optimista y coinciden en creer que la intervención europea posiblemente ayude a recuperar la confianza perdida y a desterrar el pánico de inversores. 
Joaquim Covas, presidente de la Unión Empresarial do Vale do Minho, es partidario de "encarar este momento con optimismo", después de vivir con incertidumbre. Considera que se definirá el crédito del país y los intereses se estabilizarán, quizás a la baja. La banca, dice, "tendrá una posición favorable para conceder créditos con intereses más bajos", cuestión importante para que los empresarios consigan estabilizarse, también emocionalmente, y para resolver los compromisos. 
El pánico contribuye a la retracción del consumo. Hay miedo, un problema que podría resolverse a través de la intervención europea que se pide. "Sabremos lo que nos espera y lo que nos va a costar", precisa. Valença tiene ventaja, dice, al tener "mercado de frontera" que complementa. "Si Galicia está bien, nosotros también", recalca.
El ingeniero Jorge Passos, con dos industrias en Viana do Castelo, dice que "el rescate es para cubrir los gastos del Estado. "Si es para que haya más impuestos para las empresas y para subida de intereses a las gentes, lo veo fatal. Mi esperanza es que sirva para disminuir el gasto público y no para que se lo gaste el Gobierno en amigos y en instituciones que no sirven para nada.", incide. 
Juan Ramón Pérez Viñas, empresario tudense con industria de transformación de granito en Portugal, cree que "todo va a seguir igual y el dinero llegará sólo para pagar a los bancos". La ejecutiva Palmira Costas, por su parte, está convencida de que el país "necesita que se ejecute un buen plan de austeridad, que el nuevo gobierno deberá retocar. "Hay que aplicar las medidas para minimizar las consecuencias que ese plan pueda traer para el crecimiento, con inversiones como resultado", matiza. 
Luisa Cunha, farmacéutica, recuerda que Portugal ya tuvo intervenciones en los años 1977 y 1983 "y los gobernantes no aprendieron". En su sector, explica, las farmacias no cobran desde hace siete meses la deuda del Servicio Nacional de Saúde "así que somos su banco financiero, y sin intereses". 
Francisco Nunes, empleado de banca, considera que "la clase política debería pensar más en el país, no en sus partidos. El objetivo es recuperar la confianza, tanto de inversores como de financieros.

La Opinio Coruña

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