Los expertos tratan de cotejar si pertenece al linaje de Pedro Madruga
Al traspasar la majestuosa puerta principal de la catedral de Tui, la primera muestra de gótico de España, los numerosos peregrinos y visitantes estivales se encuentran con que la capilla del Santísimo está cerrada. Los que quieren rezar tienen que acudir a una capilla cercana.
La del Santísimo se ha convertido por unos días en lo más parecido a una escena de CSI. Un equipo de arqueólogos enfundados en trajes de color verde quirófano pasan con esmero el pincel sobre un pequeño cráneo.
Tratan de averiguar si los restos humanos encontrados en el lugar destinado a la Adoración Eucarística son de la familia Sotomayor, los señores feudales que ocuparon un gran territorio en el sur de la provincia de Pontevedra y extendieron su influencia hasta Portugal gracias a sus buenas relaciones con el país vecino.
La investigación de los restos óseos parte de la Universidad de A Coruña. Los trabajos son realizados por un equipo de antropólogos y arqueólogos. Las concienzudas tareas se realizan en medio de un gran secretismo y tratan de comprobar si los restos pertenecen a la familia Sotomayor e incluso a Pedro Álvarez de Sotomayor, que llegó a ser Vizconde de Tui, mariscal de Baiona y conde de Camiña, en Portugal, título obtenido por los servicios brindados al rey Alfonso V de Portugal, su aliado y protector. Fue llamado Pedro Madruga porque sosteniendo discrepancias de límites con los Sarmientos de Ribadavia, convinieron zanjarlas, haciendo línea de sus territorios en el lugar donde se encontrasen cierto día, saliendo ambos de sus castillos al canto del gallo. Cantó sin duda más temprano el de Sotomayor porque cuando se disponía Sarmiento a salir de su castillo de Ribadavia, se encontró al pie de la muralla a Sotomayor, a quien dirigió el siguiente saludo, que dio origen, según la tradición, al sobrenombre de Don Pedro: «Madruga, Pedro, madruga».
in La Voz de Galicia
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