Uno de mis lugares favoritos de Galicia es el Monte Aloya, una cima de 629 metros situada en Tuy, junto a la frontera con Portugal. Allí se encuentra este sorprendente mirador.
He recorrido muchas montañas, pero sin duda éste es el mirador más curioso de todos los que he encontrado. Como podéis ver, se alza sobre dos peñas de granito.
En la primera de las peñas hay labradas dos escaleras, la primera de ellas en dirección sur. Esta roca no tiene barandilla, así que conviene ir con cuidado ya que hay una buena caídaA la segunda peña se llega por un puente hecho de cemento sobre una estructura metálica.
En esta segunda peña sí que hay barandilla, hecha igualmente de cemento sobre un esqueleto metálico. El exterior imita la forma de un tronco, y lamentablemente algunas partes ya están rotas. Hay tres bancos de cemento que imitan troncos cortados. El mirador da al suroeste, aunque la mirada al sur está hoy en día algo cegada por los árboles que han crecido en torno al mirador.
El mirador recibe su nombre del Ingeniero de Montes tudense Rafael Areses Vidal (1878-1953), que fue el que promovió la reforestación del Monte Aloya desde 1910 hasta bien entrada la década de 1920. Antes de eso el monte era una cima muy parecida a la del vecino Monte Galiñeiro. El mirador Ingeniero Areses es quizás uno de los menos conocidos del Aloya. Se llega a él siguiendo la carretera asfaltada que pasa junto a la capilla de San Julián. Una vez pasada ésta hay un merendero a la derecha, y después del merendero hay un letrero señalando la dirección del mirador.
in Outono
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