domingo, 2 de agosto de 2015

La Catedral de Tui y el Vino Extinguido

Val Miñor recupera con C-100 una uva tinta que se creía desaparecida, de la que solo quedaba el recuerdo en una talla en la catedral de Tui

La historia que precede al lanzamiento del C-100 bien podría servir de argumento para una novela de misterio cuya trama se va tejiendo a lo largo de los siglos. 
Pero antes, situemos al lector en el presente: Val Miñor fue fundada en 1997. Cuenta con 35 hectáreas de viñedos propios en la subzona de O Rosal y con un grupo de fieles viticultores que colaboran con la bodega desde sus inicios. Con una producción media de medio millón de botellas anuales, Val Miñor desarrolla dos líneas básicas: el Albariño que lleva el nombre de la bodega y sus tres vinos especiales: Davila es un Rosal, coupage de Albariño, Treixadura y Loureira, con crianza sobre lías; M100 es un Rosal de Albariño Loureira y Caíño, en el que Albariño es fermentado en tinos de roble francés usados, lo que le permite mantener sus características aromáticas y frutales y L100 es un monovarietal de Loureira, una joya enológica y el primer monovarietal de esta uva que se elaboraba en España.
Todos ellos son vinos de cualidades extraordinarias. A ellos se acaba de unir el cuarto de la serie: C-100. Elaborado con una uva que se daba por extinguida y de la que solamente quedaban referencias en el retablo de la catedral de Tui. Un trabajo de investigación, promovido por personal del CSIC sirvió para identificar esa uva, la Castañal, en una de las fincas que Val Miñor tiene en Figueiró. Tres hectáreas de una variedad hasta entonces considerada apócrifa y que hoy se cataloga entre las tintas primigenias de Galicia.
La primera cosecha de C-100 solo aporta 1.300 botellas de un vino fermentado en acero, pasa luego entre 4 a 6  meses en barricas de roble francés usadas y 3 meses de reposo en botella. Un vino que se caracteriza por su frescura y sabores frutales afinados por un suave toque de madera.
in La Region

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