Las ventas en el enorme mercadillo portugués han descendido un 50% aunque las visitas no bajan
"El haber y el deber (ingresos y gastos) están muy próximos a los números negativos". Así define Antonio la situación de la feria de Valença do Minho desde su puesto de toallas.
El miércoles es el día clave para este macro mercado de más de 300 puestos en el centro de Valença y, como todo el país, está sufriendo una profunda crisis económica. "En los últimos cuatro años han caído las ventas casi un 50%".
Y el motivo es porque esta feria ha dejado su significado más básico, un centro comercial barato y al aire libre, para tomarse como una zona turística tanto para peregrinos como para viajeros extranjeros, y como un mercado de fruta y verduras frescas y de plantación local para los propios portugueses y algunos gallegos cercanos a la frontera.
Los ya típicos manteles de Portugal a 10 euros están nada más entrar en el recinto de tierra, junto al pack de 6 pares de calcetines a 5 euros y la ropa interior al mismo precio. "Tenemos cinturones de cuero a 10 euros que te duran toda la vida, pruébalo y te lo ajusto a tu cintura", comenta el vendedor de la feria reflejando que este mercado, además de vender a bajos precios, también ofrece cercanía para los curiosos.
Pero lo más llamativo es que la gran mayoría de los productos que se venden hoy en la feria es de elaboración portuguesa. Salvando las comunes imitaciones en bolsos, carteras y gafas de sol de grandes marcas como Chanel, Michael Kors o Tous; todos los productos de la tierra se cultivan en huertas portuguesas. "Tomates y manzanas a 50 céntimos, todo de nuestra finca", informa Antonio Ernesto Barbosa, uno de los muchos vendedores de hortalizas y que cuelga su licencia del techo de su puesto.
Y es por esto que mucha gente visita esta feria los miércoles, porque los productos "huelen a huerta y realmente te compensa bajar hasta la frontera para comer fruta y verdura de verdad", asegura Ana García, que cogió el coche desde Vigo y se lleva una bolsa con peras, manzanas y ciruelas por un euro. También María, portuguesa de nacimiento pero residente en Estados Unidos comenta que "todos los años que vengo compro plantas aquí para que den suerte a mi casa".
Desde las 8 de la mañana, hora en la que los feriantes colocan sus puestos, hasta las 6 de la tarde, en la feria de Valença se puede hacer la compra del día, desde los "boliños de pan" hasta piezas de bacalao, y descansar tomando una Super Bock portuguesa con un plato de "frango" a la brasa.
in Atlântico Diário
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