Ese es el emplazamiento preferido por los nuevos inversores, por su proximidad a Vigo. En sus polígonos, ofertados por debajo de 20 euros el metro cuadrado, han puesto la primera piedra los nuevos proveedores de PSA: la multinacional japonesa Howa, especializada en la fabricación de componentes textiles y espumas para los aislamientos térmicos y acústicos del interior del vehículo, y la francesa Eurostyle, dedicada a los moldes por inyección de plástico. La inversión de cada una de ellas es de 10 millones de euros y suman 170 nuevos empleos creados solo en el arranque.En Mangualde, junto a la planta portuguesa de PSA, el grupo español Antolín invertirá cuatro millones de euros en una nave de 14.000 metros cuadrados para la producción de asientos para los nuevos modelos de Vigo.A estos se suman los 50 millones de euros en Vila Nova de Famalicão comprometidos por la multinacional de neumáticos Continental; los 36,7 millones anunciados por la asiática Sakthi para una nueva planta en Maia; y los 24,9 millones del proveedor francés Eurocast en Arcos de Valdevez.Y lo mejor, para los vecinos portugueses, aún está por llegar. Concretamente, 250 millones de euros, hasta el año 2020, en once proyectos de inversión promovidos por multinacionales de componentes de automoción, según datos del Ministerio de Economía luso.Si se compara el desarrollo de la industria auxiliar de la automoción a uno y otro lado de la frontera, la conclusión es preocupante. La evolución del ritmo de captación de proveedores (para PSA, fundamentalmente) por parte de Portugal es directamente proporcional a la debilitación de la inversión extranjera del sector en Galicia.Un ejemplo: en el año 2005, el número de auxiliares del grupo que preside el portugués Carlos Tavares asentadas en el norte luso se reducía a 10. Hoy ya hay casi medio centenar a pleno rendimiento (la mitad, de matriz gallega); y su peso en los nuevos lanzamientos pasará del 6 % actual al 25 %.
in La Voz de Galicia
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