Es una sensación un poco tonta y difícil de expresar en palabras, pero MOLA entrar en el puente y en menos de un minuto ver la bandera de Portugal con “Bienvenidos a Portugal” y unos pocos guardias vigilando el tráfico. A mí me resulta muy gratificante sentirse “el ciudadano del Universo”, sin ningún problema de cruzar fronteras invisibles… suena un poco utópico, pero me hace sonreír…
Nada más cruzar el puente, vimos la fortaleza, y allí nos dirigimos – la ciudad fortificada de Valença sigue siendo llena de vida, aunque hoy en día sólo de turistas en búsqueda de los atractivos y comerciantes dispuestos vendernos cualquier cosa.
En cualquier de los museos (hay 3), podéis conseguir un plano de la ciudad. Valença tiene algo que ofrecer para todos: calles con encanto, iglesias, vistas a Tui y al río, sitios para picar algo o comer, museos, puestos de artesanía de todo tipo y a la hora de comer – portugueses guapos invitándoos a sus restaurantes con los precios “inmejorables” en un español correcto.
Nosotros llegamos a las 12.00, ya con un poco de hambre por haber despertado pronto, intentamos sentarnos para comer en un restaurante que tenía muy buena pinta… pero claro, en Portugal es una hora menos 😉 nos miraron un poco raro, con ganas de comer un churrasco a las 11.00, e invitaron a volver en una hora 😉 En esta hora nos dio tiempo tomarnos una copita de vino de la casa a 0,50€ en la cafetería oficial del Museo de Bomberos (muy curioso, por cierto), ver la parte del Baluarde de San Jerónimo, decepcionarse en la información turística que no tenía ningún interés en turistas, mojarse bajo la tormento que llegó de Galicia y por fin, volver y hacer pedido.
Comimos en Churrasqueira Valenciana, en la calle Maestro Sousa Morais, 6/8. Totalmente recomendable (nos la había recomendado una empleada de uno de los museos, susurrando que no tiene derecho recomendar nada pero a nivel personal… Además, la intuición de Denys por sitios ricos y baratos lo había fichado en una de las vueltas por Valença). Todo muy rico y relativamente barato, pero ¡ojo! estáis en Portugal, sirven ¡muchísima comida! Nosotros pagamos 16€/2 pax. (¡no aceptan tarjetas!) que incluía: pan, vino (1/2 L), costillas y pollo asado, los dos platos con guarnición y ensalada, sopa del día – y no pudimos con todo…
Después de comer, Denys se fue a dormir la siesta en coche y para que yo no le molestara, me compró un café y me mandó a pasear por la muralla: la lluvia se había ido para el interior de Portugal mientras comíamos, olía a frescor y verde, las fotos salían muy guapas… una despedida muy íntima de Portugal…
Datos prácticos:
La entrada a la ciudad fortificada es gratis.
El parking del parque es de pago. El parking que está entre 2 murallas es gratuito, aunque puede que se os acerquen los “vigilantes” pidiendo la voluntad…
Se puede ver en unas 3 horas.
in Viajar Juntos
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