Tui y Valença volvieron a celebrar una única Cabalgata que llevó la ilusión a ambas márgenes del río Miño
Si la vida se vive con la misma inocencia que la viven los niños ocurren estas cosas: que las fronteras desaparecen. Este es el espíritu que reina desde hace 8 años en la Eurocidade Tui-Valença do Minho. Más allá de los tratados internacionales y del Espacio Schengen, la Cabalgata unificada que recorre ambas villas —de dos países distintos aunque unidas culturalmente desde sus orígenes— ofrece esta hermosa alegoría: tres extranjeros con un mensaje de paz capaces de traspasar la línea divisoria que forma el río Miño sin que nadie les cierre las puertas, les importe el color de su piel o busquen su origen en sus pasaportes.
Y nuevamente fue así ayer, reviviendo lo que ya se ha convertido en una tradición capaz de emocionar a pequeños y mayores de los municipios luso y gallego. La Cabalgata volvía a llevar la ilusión a cuantos se acercaron a verla en todo su recorrido, de 4 kilómetros, desde el Albergue de Peregrinos de San Teotonio, en Valença, hasta el Belén Viviente situado en el Paseo da Corredoira, en Tui, frente al Seminario Menor. El momento más emotivo, como todos los años, el paso del viejo Puente Internacional, que tanto sirvió para acercar ambas orillas.
La comitiva sorprendió por la vistosidad de sus carrozas: las de Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados por sus pajes reales; la dispuesta este año por la Cámara Municipal de Valença y las elaboradas polas asociaciones culturales Arume de Malvas, Lembranzas da Terra de Guillarei y Xuntanza de Randufe. No faltaron, para alegría de los asistentes, los camiones de los Bombeiros Voluntarios —un cuerpo muy apreciado por los ciudadanos de ambos municipios— y la ambulancia de la Cruz Vermelha portuguesa, a los que se unió la Rondalla del Centro Cultural de Pexegueiro y el tren turístico de la Eurocidade.
El paso de la comitiva hizo que sobre el recorrido cayese una auténtica lluvia de caramelos de más de una tonelada, que sobre todo los pequeños no estaban dispuestos a dejar escapar. La espera para ver a los Reyes en Tui estuvo amenizada por Mickey e Minie Mouse. Una vez en la Corredoira, los niños y niñas pudieron acercarse a saludar a estos tres Magos de Oriente, que tras la marcha realizaron su ofrenda al Niño en el Belén Viviente, donde dieron lectura al Mensaje Real, y ofrecieron una recepción en la carpa instalada en la zona.
in Atlântico Diário
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