Vivió la revolución cubana, defendió los derechos fundamentales de libertad de prensa, de educación y de reunión, conoció y salvó a Fidel Castro y nunca dejó de denunciar las injusticias que se cometían contra campesinos y obreros. Este perfil se acerca a la figura olvidada de Enrique Pérez Serantes, tudense de nacimiento, arzobispo de Santiago de Cuba y primado de la Iglesia católica cubana entre los años 1948 y 1968, sobre el que disertará en la catedral de Tui el profesor Ignacio Uría, de la Universidad de Navarra e investigador de las Universidades de Georgetown y Miami (EE UU).
La conferencia está prevista para el próximo 28 de diciembre, a las 20 horas, con presentación del libro de su autoría "Iglesia y revolución en Cuba. Enrique Pérez Serantes (1883.1968), el obispo que salvó a Fidel Castro". Uría avanza que presenta a "un personaje muy poco conocido", en parte porque falleció hace medio siglo y también porque no había ninguna biografía suya.
"En vida fue un hombre relevante y con gran presencia pública, sobre todo desde el año 1953, cuando evitó que Fidel Castro fuera fusilado tras el asalto al cuartel de Moncada". Explica Uría que, sin embargo, el giro comunista de la revolución cubana, convirtió a Serantes en un enemigo del régimen y este "se esforzó por silenciarlo, mientras que en el exilio le acusaban de haber ayudado a Castro a alcanzar el poder", por lo que vivió entre fuegos cruzados.
El arzobispo Serantes pidió primero al presidente cubano Batista que cesara la brutal represión de su dictadura, exigiendo desde 1957 el fin de la guerra. Cuenta Uría que "más tarde destacó por la decidida defensa de los derechos fundamentales (libertad de prensa, de educación, de reunión) y sus continuas reclamaciones al gobierno revolucionario para que cumpliera sus promesas políticas, como las elecciones libres y el retorno de la constitución de 1940".
Como primado de la Iglesia católica era el referente de los cristianos cubanos, sin duda el grupo mayoritario dentro de la revolución hasta 1960. "Sus pastorales son proféticas y aún hoy están censuradas por la dictadura, como pude comprobar personalmente en 2009", relata Uría. Sobre todo, Enrique Pérez Serantes tenía un profundo sentido social que le llevó a denunciar injusticias contra guajiros y obreros. Creó un periódico, "El Faro", como forma de acercarse a la dura realidad de los trabajadores portuarios que visitaba a diario.
in Faro de Vigo
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