Cuando se inauguró el puente internacional de Tui, hace ya 130 años, las localidades a ambos extremos, Tui y Valença do Miño compartían el mismo horario. Entre los compromisos firmados por PP y Ciudadanos y que son de obligado cumplimiento para el nuevo gobierno está el de devolver España al horario del Greenwich.
El reloj es la última frontera que nos separa de nuestros vecinos portugueses, ahora que ya no hay aduanas en los pasos de Tui, San Gregorio, Lobios y Verín, y compartimos la misma moneda. El nuevo gobierno de Mariano Rajoy tiene entre sus compromisos ineludibles para esta legislatura devolver los relojes españoles al horario de Europa Occidental, el del meridiano de Greenwich.
En él habíamos entrado con el siglo XX, a la medianoche y un segundo del 1 de enero de 1901, tras un acuerdo del consejo de ministros que entonces presidía Francisco Silvela y que había quedado recogido en un Real Decreto que había sido sancionado por la regente María Cristina, en San Sebastián, el 26 de julio anterior, "en nombre de mi augusto hijo, el rey don Alfonso XIII".
El decreto suponía unificar bajo la misma hora todo el territorio nacional y normalizarlo a partir de los husos horarios. Era el fin del caos que implicaba que mientras en cada provincia existía una hora local, en función del paso del Sol por su meridiano, los trenes de toda España se regían por el horario de Madrid, que fijaba el Observatorio Astronómico Nacional cada mediodía a golpe de un cañonazo y el Real Observatorio de San Fernando, en Cádiz, fijaba la hora oficial para la marina.
Los relojes españoles siguieron la hora oficial de Europa Occidental hasta que una orden de Presidencia de Gobierno del 7 de marzo de 1940 fijó que a partir del 16 de marzo siguiente, sábado, se adelantarían los relojes 60 minutos. Era una resolución provisional que se ha alargado hasta el presente. Existe la teoría, poco fundada, de que la hora de Berlín, por la que nos regimos, es una herencia del franquismo.
Lo cierto es que fue el gobierno de Franco quien adoptó en 1940 ajustar los relojes españoles al tiempo oficial de la Europa Central. Antes que España lo hizo una Francia que todavía no había claudicado ante Hitler. Ni Francia ni Bélgica tienen el debate que se suscita en España con la diferencia entre la hora solar y la hora legal que supone un desfase especialmente notorio en Galicia, donde la diferencia con Berlín es de dos horas y media, aunque los relojes marquen los mismos dígitos.
Hora y horario
España, además de la diferencia horaria padece un desfase de horarios, cuyo debate prometió abordar Rajoy hace unos meses, cuando todavía estaba en funciones. El reajuste de los relojes sería aprovechado para un cambio en los horarios de las diferentes actividades que se desarrollan a lo largo del día.
Desde las jornadas laborales, de nueve a seis como media, con una parada de ua hora para comer, y los horarios de los establecimientos tanto públicos como privados, hasta la programación de las cadenas de televisión, adelantando sus emisiones de máxima audiencia para propiciar que la hora de la cena se adelante, en torno a las ocho o nueve y, en consecuencia, también la hora del descanso nocturno.
Contra esta medida se opone la España insular: en Canarias, porque no quieren perder su característico "una hora menos", que ya tenían, con la España continental en Greenwich (entonces Canarias se regía por GMT-1, como Madeira) y que podrían mantener si realizase el reajuste. Y Baleares, que se siente más identificada con la hora central y un ritmo de vida que tanto atrae a los turistas de la "Europa seria", que se sienten encantados por un horario tan trasnochador.
El debate pendiente de desarrollarse y su posible aplicación, que cuenta con el respaldo del PP, Ciudadanos y PSOE, pasaría por mantener la hora actual sin efectuar el cambio de primavera y atrasar nuevamente los relojes el útimo sábado de octubre de 2017.
in La Region
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