Hola! Como ya sabéis, siempre que podemos nos escapamos a Galicia y en esta ocasión, estuvimos en las rías baixas, así que aprovechamos para acercarnos hasta Valença do Minho, ciudad fronteriza al otro lado del río gallego y sitio de peregrinación de muchos autobuses con clientes buscando toallas, colchas y ropa de casa,… a buen precio. La verdad es que vayas cuando vayas, es increíble la cantidad de nacionales y foráneos que se acercan hasta esta fortificación, de aproximadamente 5 kilómetros de perímetro, que engloba en su interior cientos de tiendas de todo tipo: artesanía, ropa de casa, zapaterías, ropa de bebé, ropa de niños,… De todo un poco!
Para que os hagáis una idea, está considerada el centro comercial más grande de Europa, entre la Coroada y la Vila Centro, con la mayor concentración de restaurantes y tiendas que permanecen abiertas todo el año. Para llegar hasta la ciudad, puede hacerse por el puente internacional o por el Puente Centenario, que data de 1886 y que guarda esa esencia de las construcciones de antaño. A mí me sigue gustando entrar con las ventanillas del coche bajadas, como los niños y una vez aparcado el automóvil, entrar andando por el túnel peatonal para así admirar las fachadas de sus edificios, con ese característico azulejo portugués.
La variedad de restaurantes es brutal pero también es cierto que algunos, tienen una calidad pésima y precios excesivos, en relación al producto que ofrecen. Hacía tiempo que queríamos comer en el Restaurante Fortaleza, ya que en ocasiones anteriores fue imposible ya que estaban sin una sola mesa libre; así que si os interesa probar algunas de sus especialidades, lo mejor es que reservéis con antelación. Nosotros lo hicimos en el Fortaleza 2 (situado dentro de la fortaleza), un local más recogido y con menos gente que el primer restaurante que está junto al puente peatonal. Eso sí, las mesas están bastante juntas para así poder atender a más comensales por servicio de mediodía o cena, así que las cuestiones íntimas, mejor dirimirlas en otra parte.
Estaba claro que en Portugal, teníamos que decantarnos por el plato estrella que es el bacalao pero es complicado decidirse por la forma de cocinarlo aunque a mí, me gustan todas. Una vez sentados, pedimos un vinho verde (100% treixeduría) y nos ofrecieron una cesta con varias variedades de pan, que por cierto, estaban todas exquisitas, especialmente el pan de centeno.Mientras esperábamos por el Bacalhau, nos sirvieron unos fritos muy sencillos pero que estaban ricos, en especial el buñuelo de bacalao; el hojaldre estaba relleno de carne ligeramente especiada y un poquito picante.
Como ya os hemos comentado, nos decantamos por el Bacalhau en dos de sus versiones:
Bacalhau á Fortaleza, una de sus especialidades. Estaba exquisito y el toque de la mayonesa gratinada sobre la cebolla caramelizada, le da un plus de sabor. En su punto, nada que objetar. Como veis, la ración de patata panadera es más que generosa y aunque no se aprecie, el lomo de bacalao, también tiene un tamaño considerable.
Bacalhau á Brás. A mí personalmente, es el que más me gustó aunque tengo que decir que los otros dos comensales, apreciaron más el anterior. Aunque en la foto no lo parezca, la pieza de bacalao que sirven es mas que generosa y lo acompañan de verduras y patatas asadas en el horno; una guarnición perfecta. Ni un pero y ya veis que las raciones son hermosas. Si no sois unos “tragaldabas” como nosotros, seguramente con una ración puedan comer tres personas pero no es nuestro caso. Para que os hagáis una idea, de esta fuente, sacamos cuatro raciones individuales como la que veis en la foto.
Con los platos principales, sirven una ensalada de col y salsa rosa, que empata muy bien y que estaba deliciosa. Como podréis adivinar, acabamos empachados y sin sitio para el postre. Eso sí, nos sirvieron un par de chupitos de crema de orujo y de café (muy suaves ambos), que hicieron de digestivos. A mí me tocó conducir, así que no hubo copa.
Sin duda que fue un acierto la elección del restaurante y la relación calidad-precio es muy buena (creo recordar que unos 24 euros/pax). Os lo recomiendo sin ninguna duda.
Para terminar y aunque me da un poco de vergüenza confesarlo, después de dar unas cuantas vueltas por las tiendas y con antojo de algo dulce, compramos unos churros en un puesto que está en la Pza de la República. Deliciosos!!!! Me encantaría poner la fotografía pero no la encuentro!
Pues bueno, ya con la “panza llena” y con unas cuantas bolsas en el coche (ilusa de mí que pensaba no comprar nada), de vuelta a casa.
Espero que si vais por allí, lo disfrutéis igual que nosotros.
Buena semana a tod@s!!
in La Volvoreta
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