segunda-feira, 16 de fevereiro de 2015

El norte portugués ganó 17 polígonos industriales durante el bloqueo del puerto seco

Durante el sueño de los justos que durmió el proyecto del puerto seco de Vigo, el norte luso ha igualado los 3 millones de metros cuadrados de suelo industrial con los que ahora se vuelve a relanzar el mayor polígono empresarial de Galicia. La plataforma logística de Salvaterra de Miño-As Neves, también llamada Plisan, ha sido impulsada esta semana tras más de una década de infernales trámites, 90 millones de euros de gasto en expropiaciones, accesos y movimientos de tierras y un recorte de 100 de las 400 hectáreas proyectadas tras una sentencia del Tribunal Supremo que declaró esa superficie como suelo de especial protección forestal en el 2010.
Puerto de Vigo, Zona Franca y el Instituto Galego de Vivenda y Solo invertirán ahora 16 millones en la urbanización de los primeros 700.000 metros cuadrados de este condominio.
Mientras se ideó dicha infraestructura en los años noventa, Galicia lleva goteando empresas hacia Portugal. El norte luso comenzó a centrifugar proyectos en cuanto Vila Nova de Cerveira ofertó en 1989 el primer suelo industrial de la raia. La sangría fue constante pero en los inicios del siglo XXI se despertó una fiebre por construir polígonos en todo Portugal vinculada a las ayudas europeas. «Todos los municipios querían contar con su propio parque empresarial, aunque fuera pequeño», confirma el presidente de la Confederación de empresarios del Alto Miño luso y de la asociación de Viana, Luis Ceia. Desde Melgaço hasta la capital del distrito, hay en la actualidad 23 parques industriales que suman 4,8 millones de metros cuadrados en un radio máximo de 50 kilómetros desde la frontera en Tui.
Dos por municipio
Son 17 los que se han levantado desde el 2000. «La media es de casi dos por municipio en los diez que conforman el distrito de Viana, con 3 millones de metros cuadrados en estos quince años», indica Ceia. Con el siglo nacían también proyectos en la franja gallega. Cuíña comprometió 753.000 para Tomiño, A Guarda y O Rosal y las promesas se reiteraron en cada campaña electoral hasta que en el 2013 la Xunta renunció a ellos tras hacerse con un 20 % de los terrenos. No se ejecutó ni un metro cuadrado.

Valença y Monçao coronan este año el despliegue en las tierras del fado con una plataforma logística y otro parque empresarial que sumarán 1,4 millones de metros más para el contador luso. Pero la distribución no juega a su favor. Portugal oferta terrenos casi a precio de coste en los polígonos proyectados por las propias administraciones municipales y que son la mayoría de los construidos, todas las facilidades burocráticas y unos costes laborales contra los que no se puede competir. «El norte luso tiene suelo de sobra», insiste Luis Ceia. Ha pecado en la planificación porque lo que no tienen son parcelas con capacidad suficiente para las empresas que precisan grandes superficies. «El problema es que el terreno está muy fraccionado para acoger a las grandes industrias», explica el empresario.
Los nuevos estudios de la Confederación de empresarios del Alto Minho arrojan datos relevantes. La ocupación española de sus polígonos ha descendido. El capital gallego sustentó desde hace más de una década el 60 % de las inversiones en los polígonos del norte luso y el porcentaje ha caído ahora hasta el 50 %. Los empresarios gallegos se prodigan menos. «Ahora estamos recibiendo mucha visitas de franceses, ingleses y americanos», explica Ceia. Los precios por metro cuadrado se mantienen y se duplican en los polígonos privados. «El precio medio en la mayoría es de entre 25 y 30 euros por metro cuadrado y de 45 en los de capital privado porque tienen otros servicios», señala el portavoz empresarial. Aún hay espacio libre, «nuestras parques están al 80 % de su capacidad».
Las expectativas están ahora puestas en las dos plataformas logísticas y el éxito de este tipo de infraestructuras por el desarrollo de fórmulas de transporte combinado. El alcalde de Salvaterra, Arturo Grandal, destaca precisamente el potencial de este modelo. «Va a ser un polígono industrial único en Galicia porque tendrá una estación de tren dentro del propio parque y una autovía que enlaza con la A-52 y que conecta directamente la plataforma con Vigo y hacia la Meseta», predice. «Será un revulsivo para toda la comarca».
El capital gallego ha bajado del 60 al 50% en los parques de la franja litoral
790 hectáreas entre Monçao y Valença
Los dos últimos proyectos portugueses, ambos participados casi en su totalidad por capital privado, se asisentan en Valença y Monçao. El presidente de este último municipio fronterizo con salvaterra, Augusto Domíngues, confirmó ayer que este mismo año se pondrán a la venta las primeras parcelas del Minho Park, coparticipado en un 10 % por la administración municipal. «No pretendemos competir nunca, siempre que veo a los alcaldes de Salvaterra o As Neves les pregunto sobre cuándo estará operativo su puerto seco, la unión nos fortalecerá», sostiene Augusto Domíngues. La entidad promotora es un consorcio integrado por la asociación empresarial lusa Aiminho y el Concello que ultiman la puesta en funcionamiento del parque, con 56 hectáreas de superficie. Minho Park está diseñado con una capacidad para acoger la instalación de unas 80 empresas y la generación de otros 1.200 puestos de empleo.
También en Portugal sufrieron años de demora para la puesta en marcha de su plataforma logística, ya en obras. Está ubicada en Valença, dispondrá de transporte ferroviario a través de la línea entre Oporto y Vigo y ocupará 730 hectáreas. Las demoras se produjeron por el proceso de impacto ambiental. La implantación del peaje en las antiguas autovías del norte luso no ha supuesto un gran problema para la economía local. Luis Ceia, de la Confederación de Empresarios, explica que desde Vila Nova de Cerveira hasta Viana, la A-28 sigue siendo gratuita. La falta de información y el miedo a la amenaza de multas hace que muchos gallegos vayan siempre por la autopista por Ponte da Lima cuando en Cerveira puede cogerse aún la A-28.
in La Voz de Galicia

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