El primer puente internacional que hace 125 años unió las riberas del Miño costó 1,2 millones de pesetas y fue sufragado entre España y Portugal. Los dos países siguen compartiendo su propiedad, pero es Portugal el que lo puede encumbrar a obra maestra del mundo.
El paso elevado, diseñado por el riojano Pelayo Mancebo, forma parte de la candidatura que ayer presentó en Lisboa el Concello fronterizo de Valença do Minho. El puente es uno de los elementos de la propuesta que bajo el títuloFortaleza de Valença presentó ayer el regidor de esta ciudad al secretario de Estado de la Cultura luso, Francisco José Viegas, con la intención de que este enclave sea incluido en la Lista Indicativa de Bienes Portugueses a Patrimonio de la Humanidad. La iniciativa también fue entregada al embajador Fernando Andresen Guimarães, presidente de la comisión nacional lusa de la Unesco.
Será ahora el Ejecutivo lisboeta el que dictamine sobre el proyecto, pero de antemano hay una nueva referencia en la historia del puente, ya que desde hace más de una década se fraguaron varios intentos fallidos. No hay nada escrito, pero trasluce ya la simpatía en Lisboa por la propuesta. «La candidatura es en conjunto: la fortaleza, el río y el puente», señaló el regidor de Valença, Jorge Salgueiro Mendes. «Es el nexo principal de las relaciones históricas entre España y Portugal, y un cimiento indispensable en nuestra candidatura», añadió.
El apoyo desde el extremo gallego del puente, donde se ultima además la constitución de la eurociudad Valença-Tui, es incondicional. «Los tudenses también iremos con ellos hasta la Unesco, esperamos que ya como eurociudad», resaltó el regidor, Moisés Rodríguez.
Los plenos de los dos municipios, que promueven la que sería la segunda eurociudad gallega tras la de Verín y Chaves, han dado ya luz verde al acuerdo de constitución del ente, con un total de 34.000 eurorresidentes. Una de las últimas acciones conjuntas fue la cruzada en defensa de la única conexión ferroviaria entre Galicia y Portugal. Los dos alcaldes se subieron al centenario tren con la misma solidez del paso que soldó el Miño y vertebra su eurociudad.
La Voz de Galicia
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