As medidas de austeridad dadas a conocer por el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, han provocado el rechazo entre la población de la ciudad fronteriza de Valença do Minho, donde cargos políticos, representantes de empresarios, parados, jubilados, funcionarios, comerciantes y empleados coinciden en vaticinar la desaparición de la clase media. Cuando no entra dinero en las casas, sólo se compra lo imprescindible para comer. A veces, ni eso
"Estamos hartos de tanto sufrir y de recortes por cosas que no hemos hecho. Hubieron grandes errores en mi país, pero están impunes y ahora lo pagamos quienes menos tenemos. Se está asfixiando a la clase media portuguesa. Sólo quedará la gente de clase alta y los que no tienen casi nada No se puede pensar en cumplir con Europa si nos están matando a todos. El gobierno tiene que tener en cuenta a los 15.000.000 de portugueses que hacen el país y debe escuchar al pueblo, ir a la calle y ver". Estas son las conclusiones de Joaquim Covas, presidente de la Unión de Empresarios do Vale do Minho, a la hora de valorar las impopulares nuevas medidas de austeridad anunciadas por el primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, que ayer eran analizadas por ávidos lectores a través de la prensa escrita.
Como ya se dijo, tales medidas suponen la eliminación de las dos pagas extraordinarias de verano y de Navidad a funcionarios y pensionistas que perciban salarios y pensiones de más de 1.000 euros mensuales. A los que cobren entre 475 y mil euros al mes, se les retirará una de las pagas. En consecuencia, casi un millón de portugueses se quedará sin pagas extra durante dos años.
Los trabajadores tendrán media hora más de jornada laboral diaria, no retribuida. Los días festivos pasarán a disfrutarse a seguir de los domingos. Algunos festivos religiosos, dejarán de serlo. Sube del 6 al 23% el IVA en los recibos del consumo eléctrico y del gas. Se mantiene el mismo porcentaje de IVA en el agua, el vino y los medicamentos. Sube el IVA de los productos lácteos. Inicialmente se calcula que habrán recortes en sanidad (800 millones) y en educación (600 millones) La gran mayoría de portugueses ve un panorama tan negro que incluso el coronel jefe del Regimiento de Braga se ha brindado a que el ejército sirva comidas a familias necesitadas llevándolas a sus propios domicilios, siempre que establecimientos de alimentación faciliten la materia prima. Argumenta el cargo militar que "una de las misiones del ejército es auxiliar al pueblo". En Valença do Minho, el mismo presidente de la Cámara Municipal, Jorge Salgueiro Méndes reconocía que será uno de los afectados "no cobraré las pagas de verano y Navidad. Y mi esposa tampoco, porque es funcionaria y cobra más de 1.000 euros de salario. Y eso que el año pasado ya nos descontaron el 10%". María Jesús Martíns, propietaria de uno de los comercios más reconocidos de la ciudad valenciana explicaba que esas medidas sólo empeorarán lo que ya se ve por las calles "todos los días se cierran tiendas. Las que mantenemos apenas nos dan para vivir y pagar lo necesario. Los márgenes de ganancia son cada vez más pequeños y hay que hacer descuentos para poder vender. Nosotros llegamos a tener hace 15 años atrás a nueve empleados. Ahora sólo estamos mi marido y yo. Seguiremos aquí mientras podamos", afirma, resaltando que lo peor repercutirá en la clase media, "porque los ricos, únicamente serán menos ricos". Para Julio Silva de Sousa, de 73 años y taxista, con 303 euros de pensión, el origen del problema es el vicio con que ha crecido la gente y los subsidios que cobran determinados cargos, "mi generación no tenía dinero, pero sobrevivía. Yo aprendí a hacerlo y sigo trabajando con el taxi, además de plantar hortalizas para el consumo de casa. Así es como sobrellevo la crisis". Funcionarias que no quisieron dar su nombre, censuraron las medidas porque "van a agravar los problemas del país. La situación económica no se resuelve con eso. Hay menos poder de compra y eso no lo ha resuelto el 10% que nos rebajaron en el salario". Critican que a productos de primera necesidad como pueden ser los yogures, se les vaya a aplicar un 23% de IVA, mientras el vino sigue en un 6%. Helena Machado, al frente del kiosco Explanada, vendió ayer más periódicos que un día cualquiera. "La gente que escuchó el jueves al primer ministro, busca más información escrita sobre lo que dijo". Ella tiene su opinión sobre eso. Ve que a pesar de las "medidas" el país no mejora. Si la gente no tiene dinero, sólo compra lo esencial. "Esto va a entrar en colapso", piensa. Manuel Luís Lorenzo, de 48 años, de Monçao, está en paro y ya no cobra prestación alguna. Trabajó 21 años como albañil en Salceda de Caselas y Madrid, como autónomo. No encuentra trabajo en Portugal ni en España. "Ahora no tengo derecho a nada y tengo un hijo estudiando. Peor no puedo estar y lo único que me queda es emigrar", lamenta.in Faro de Vigo
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