Estos días se cumplen 25 años desde que se empezó a impulsar la construcción de un nuevo puente entre Galicia y Portugal. «El nuevo puente sobre el Miño costará mil millones de pesetas», contaba La Voz en julio de 1986. La infraestructura llegaba tarde, porque los atascos para cruzar el Miño eran constantes, y porque la frontera entre Tui y Valença era administrativa, pero no social.
Esta semana, Comboios de Portugal (la Renfe lusa) anunció que suprimiría la conexión ferroviaria entre Vigo y Oporto, la única por tren entre Galicia y Portugal. Las arcas portuguesas sufragaban íntegramente los cuatro convoyes diarios y el país vecino, sumido en una crisis muy profunda, los consideraba deficitarios. La movilización a ambos lados de la frontera consiguió paralizar las intenciones del Gobierno de Lisboa y Renfe se hará cargo del coste de la línea en el tramo español al menos hasta el 30 de septiembre, cuando se buscará una nueva fórmula.
Pero la movilización que capitanearon los alcaldes de ambos lados de la raiaha logrado también reactivar la idea de crear una eurociudad Tui-Valença, un modelo que ya existe entre Verín y Chaves y que permite a ambos municipios compartir ciertos servicios. «Esta crisis ha dejado patente la capacidad de organización entre Tui y Valença», afirma el alcalde tudense, el popular Moisés Rodríguez, una idea con la que concuerda su homólogo valenciano, el socialista Jorge Salgueiro.
Las dos ciudades ya comparten un centro de cooperación policial. Es frecuente que los bomberos de un lado crucen al otro para ayudar. Y la crisis sanitaria que se desató el año pasado por la supresión de las urgencias en Valença convierte en habituales a los pacientes portugueses en el centro de salud de Tui. Las dos ciudades se hermanaron este año, coincidiendo con la celebración del 125 aniversario del puente internacional -el primero que cruzó la frontera- y aspiran a conformarse como eurociudad, «como epicentro de la eurorregión más importante», en palabras del alcalde tudense.
Claro que la idea, más allá de las intenciones, necesita hechos. Moisés Rodríguez apela «a las Administraciones implicadas a que mejoren las comunicaciones». Estos días, la reivindicación conjunta no ha sido solo que el tren siga funcionando, sino también que se reduzcan las tres horas del trayecto Vigo-Oporto a dos y media.
Tui y Valença han empezado a mover ficha. El alcalde gallego explica que firmará un protocolo de colaboración con la ciudad lusa y con Comboios, «abierto a Renfe», para promocionar el tren en el Camino de Santiago y en la oferta de playas. La eurociudad parece encarrilada.
in La Voz de Galicia
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