La presencia de comunidades judías en Galicia está documentada como pequeñas comunidades, cuenta el historiador Suso Vila, autor de un libro sobre los sambenitos de Tui, impuestos a supuestos "judaizantes"
Si existía un símbolo de vergüenza y deshonor, de marginación en muchos casos, ese era el sambenito, tanto cuando se llevaba como hábito como cuando se dejaba colgado en las iglesias en señal de público escarnio. Los sambenitos son el producto de la penitencia impuesta por el Santo Oficio a individuos que se alejan de la doctrina después de un largo proceso, de complementarse con otras penas como la prisión o la confiscación de bienes en caso de reconciliación. Las visitas de los Inquisidores permitían recoger las denuncias hacia miembros de la sociedad cuyo comportamiento no estuviese dentro de la doctrina católica. Denuncias en ocasiones de vecinos, pero también de conversos que podían delatar a la familia y sus parientes. Es el malsín, como sería el caso de Ribadavia con Jerónimo Baustista de Mena quien pasaría al Santo Oficio en 1606 una lista de doscientas personas a las que acusaba de seguir la ley de Moisés, 40 serían procesados. La mayoría eran naturales de Ribadavia, pero en algunos casos se muestran también originarios de Portugal, como Leonor Gómez, de Vilaflor, Antonio de Morais de Mirandela o indirectamente como Duarte Coronel, natural de Salvaterra y vecino de Ribadavia. En Tui la denuncia partía de Isabel Coronel hacia sus parientes, acabando abandonada de sus familiares. Esas acusaciones podían incluso llegar a ser autoinculpatorias como la protagonizada por la monja María de la Anunciación, de origen portugués profesando en el monasterio tudense de la Concepción, quien en 1618 confesaba al Inquisidor Gómez Correa sus ayunos, blasfemias y ceremonias judías.
El hábito que se imponía como penitencia, después del acto de reconciliación, acababa colgándose de la iglesia parroquial o catedral en donde fuese vecino el penitenciado. Aunque existían excepciones como la de Marcial Saravia logrando que su sambenito fuese colgado en Santiago y no en Pontevedra.
Los sambenitos de la catedral de Tui han sido los únicos en conservarse. Están formados por cinco lienzos con catorce penitenciados. Los lienzos estaban ubicados sobre las puertas catedralicias para garantizar su publicidad. Entre los sambenitos encontramos a Antonia Saravia y a su madre Antonia Henríquez, acusadas de guardar la fiesta del sábado junto a otras costumbres de raíz judaica. Antonia Henríquez sería relajada en estatua, de ahí la representación pictórica del sambenito con el rostro hipotético de la ausente judaizante. Ysabel Coronel, mujer de Antonio de Paz, reconciliada en 1621 se le había impuesto el secuestro de bienes, retirándole luego el hábito, aunque él mismo pasaba a estar colgado en la catedral.
Ysabel Méndez de Rivadeneira, hija del mercader Enrique Méndez, sería reconciliada en 1617, confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible. Ysabel Gómez era hija de Diego Falcón, en 1615 confesaría imponiéndosele hábito, cárcel perpetua y confiscación de bienes. Margarita Vaz Mendez, viuda de Miguel Coronel, acabaría confesando en 1617, la reconciliación le supondría la confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua.
María de las Nieves había sido mujer del mercader tudense Pedro Correa, reconciliada en 1617 con confiscación de bienes, hábito y cárcel por cuatro meses. María Álvarez o de León, una de las hijas del trapero tudense Enrique Méndez, será reconciliada en 1617.
in Atlántico Diário
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