Es una de las siete provincias antiguas del Reino de Galicia, y uno de los conjuntos urbanos históricos mejor conservados y debe ser recorrida muy despacio admirando la belleza de sus calles y pasadizos, llenos de casas nobles, plazas y escaleras, mostrándonos el esplendor pasado que nos aran retroceder a los tiempos de las disputas fronterizas con el vecino Portugal.
Esa situación de frontera hizo de la villa un floreciente núcleo que vivía en buena medida del comercio a raíz de la construcción del puente internacional a finales del s. XIX, presentándose nos hoy como un animado centro turístico y de servicios con una activa vida urbana que se hace particularmente patente todos los jueves, cuando se celebra ininterrumpida mente desde 1679 un concurrido mercado muy popular.
Visitar Tui obliga también a acercarse a su espléndida gastronomía, en la que reinan los productos ofrecidos por el Miño como la anguila, la angula y la lamprea, preparada esta última de muchas maneras, aunque la más tradicional es guisada en su propia sangre; así como la repostería elaborada por las monjas de clausura, en especial los peixiños de almendra. Entre la oferta de alojamientos está el Parador Nacional de San Telmo, en un edificio cerca de la carretera que conduce a Portugal y que reproduce fielmente la arquitectura gallega de los Pazos.
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