quinta-feira, 15 de novembro de 2012

Valença do Minho vive un tranquilo día de feria Los establecimientos y el mercadillo funcionaron con normalidad y solo se notó en servicios públicos


Un miércoles de feria más. Así puede describirse el panorama general que podía verse ayer en las calles de la ciudad fronteriza de Valença do Minho (Portugal), donde todos los comercios permanecían abiertos, al igual que el mercadillo semanal, servicios como Correos y las obras del antiguo puente internacional. El argumento que dan los comerciantes es que "no podemos permitirnos el lujo de una greve" (huelga en portugués). Es más, coinciden en afirmar que "eso no arreglaría nada en nuestro país".
Los únicos indicios de huelga general se observaron al comprobar que las puertas de la estación del ferrocarril estaban cerradas a cal y canto. También lo estuvieron las de la Seguridad Social y piscina municipal. En el centro de salud hizo huelga casi todo el cuerpo de enfermería, menos de la mitad de los administrativos y dos de los ocho médicos. En sus instalaciones pudo verse uno de los carteles anunciando la jornada de "greve".
Joaquim Covas, presidente de la Uniao de Empresarios do Vale do Minho es una de las voces más claras a la hora de explicar la actitud tomada por la gran mayoría de la población. Covas se refirió al sector que representa "los empresarios somos los que tenemos más dificultades en este época de crisis y la solución no es la huelga". Opina que, a nivel político, ya no hay más recortes y medidas drásticas que tomar. "No hay por donde tirar".
No duda en decir Covas sobre los dirigentes de su país que "tienen que centrarse ahora en reactivar la economía, en recortar los gastos originados por la máquina administrativa del Estado y en acabar con los despilfarros a nivel de la cúpula política. No deben seguir acribillando las economías familiares", clama.
Durante el recorrido por la ciudad, uno de los cuatro taxistas de servicio, Pedro Sousa, explica que "trabajamos porque somos autónomos y los tiempos no están para huelgas".
En el mercadillo, dos de las comerciantes veteranas, Carolina Pereira y Carolina Domingues, dibujaron la situación del sector y hasta de la política nacional e internacional. "Si hacemos "greve", no trabajamos. No sirve para nada hacerla, pues sólo trae perjuicios. Funcionaría si todo los trabajadores de Europa la hicieran. Para nosotros la huelga es ir a trabajar", recalcaron.
Los problemas de Portugal los atribuyen a aquellos cargos que estando en el poder se apoderaron de dinero que ahora está fuera, en otro país. Añadieron la coletilla de que "en España, ocurre igual".
En el mercadillo, con todos los puestos montados, había público sin bolsas abultadas. Se apreciaba una notable presencia de visitantes españoles, familias con niños y también grupos de jóvenes, entre ellos el vigués Sergio, trabajador del sector del metal que hizo huelga y por la tarde decidió acercarse hasta Valença con unos amigos. "He comprado unos deportivos", enseñó. Rodeando el recinto de la feria se observaron numerosos turismos con matrícula española, como ocurre cada miércoles. Los comercios de la ciudad valenciana apenas tenían clientela a media tarde y muchos de los empleados o propietarios estaban de brazos cruzados. Cosas de la crisis.

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