Las dos llegaron al arbitraje de un modo fortuito y las dos acaban de hacer historia. Carla Diz y Ana Correa, tudenses de 20 y 18 años respectivamente, comenzaron en el mundo del balonmano como centrales, se apuntaron a un cursillo de arbitraje sin demasiadas inquietudes y cuatro años después acaban de alcanzar la internacionalidad. Su debut será en Croacia a mediados de abril en el Campeonato del Mundo por colegios, aunque en realidad van a pitar a jugadores juveniles. Las dos, que arbitran habitualmente en Primera Nacional, se acaban de convertir en la primera pareja femenina internacional de la historia del balonmano español.
Ana, la más joven, hizo el cursillo de iniciación arbitral porque le obligó su madre. «No tenía muchas ganas, pero mi madre me dijo que tenía que ir para conocer las reglas y saber un poco más del deporte que estaba practicando». Lo de Carla no fue tan imperativo. «El club ofreció la posibilidad de hacer el cursillo -recuerda- y yo me animé con el único ánimo de aprender las reglas del juego».
Sin embargo, su relación con el arbitraje enseguida cuajó. Comezaron a pitar en categorías de base hace cuatro años, hasta alcanzar la Primera Nacional, una competición en que las dos funcionan como pareja desde principios de temporada. «Al principio nunca es fácil compenetrarse, pero ahora nos entendemos muy bien, tanto fuera como dentro de la cancha», comenta Ana, quien admite que el arbitraje le ha enganchado.
A Croacia no llegarán como unas novatas. Aunque sea su debut internacional, la tercera categoría del balonmano español las ha curtido. «Se nota en los partidos que siempre hay algo en juego», apunta Ana, que estudia económicas en Vigo, mientras que Carla, estudiante de INEF en A Coruña precisa que «por fortuna nunca hemos tenido ningún altercado».
Para ellas supone un espaldarazo a su carrera en el estamento arbitral. «Nos cogió por sorpresa, pero aceptamos gustosas la responsabilidad y la presión», dice Carla. Ana, aprovecha para reivindicar el género femenino: «Se demuestra que las mujeres podemos. Pienso que es bueno para el arbitraje en general y para la árbitras en particular».
En la federación española también están felices. Rodrigo Costas, el vigués que dirige el arbitraje, aventura que la pareja solo es el principio.
«No tenía muchas ganas pero mi madre me dijo que tenía que ir para conocer las reglas»
Árbitro internacional
«Nos cogió por sorpresa pero aceptamos gustosas la responsabilidad y la presión»
Colegiada internacional
in La Voz de Galicia
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