José, " O Carneiriño", era un personaje tudense de los que hay o había en las pequeñas poblaciones, pobre y "bohome", que daba respuestas a las preguntas dejando un poso de sabiduría popular.
Nuestro personaje era, efectivamente pobre, y su pobreza aún se agudizaba más por aquel invento tan español y patriótico que era la autarquía, pero se las amañaba para sacar adelante a su familia. Recorría cada día, el cuartel de los soldados, El Cabo Fradera (la marina)y el seminario, donde recogía su lote de comida. Era gaiteiro de oficio y así, cada día, lo ejercía dando sus conciertos en el Pº de la Corredera para ganar "unhas pesetiñas", vestido con su guerrera de infantería en la que pendían toda clase de medallas que le regalaban, tanto militares, deportivas, como religiosas.
O Carneiriño, era famoso por sus discursos y peroratas. Cuentan que cuando Fray José López Ortíz en su toma de posesión de la diócesis Tuy-Tuy, ya que en 1959, en virtud de la bula Tudensis-Vicensis, prefirió vivir en Vigo, en la recepción de bienvenida, con toda la Corredera engalanada con las banderas, los niños agitando las suyas,las madres con mantilla, y una legión de autoridades, locales, militares, judiciales, flanquedas por el cabildo en pleno, las monjitas de los conventos de la ciudad y los tropecientos seminaristas, daba aquella estampa tal sentimiento patriótico,que ponía los pelos de punta; recordando, lo que decía el "obispero nacional": Los españoles somos mitad monjes, mitad soldados. Y me atrevería a decir que aquel evento inspiró los versos sobre Tuy del poeta-sacerdote D. Faustino Rey Romero:
Tuy, ciudad inmortal
donde no vive
el obrero,
donde viven
militares,
funcionarios,
retirados y
el clero.
Pues bien, después de los discursos de rigor, nuestro personaje se subió a un banco y tal cual cantaor de saetas de la Semana Santa Sevillana, en voz alta dio su discurso:
"Viva O Señor Obispo, as suas mulleres e seus fillos. Viva o Seminario con todas suas habitacions. Porque cando sae o sol sae para todo o mundo, e cada cousa para o que é".
-Sr. Obispo, no lo tenga en cuenta, es un pobre hombre, pero buena persona, un inocente. Le informó el Sr. Deán.
- Si, pero con una gran sabiduría popular.
Y, le dió la bendición apostólica.
Cuentan otra anéctota que un día O Carneiríño, en unos de sus paseos-conciertos en la Corredera, se le acercó un señor y con un tono un tanto irónico le dijo:
-D. José, ¿ Por cuanto me vendería su gaita ?
Y don José,O Carneiríño, lo observa, lo escanea y le contesta:
- Meu amigo, eu vender véndolle a gaita, máis os dedos quedan aquí...
Filosofía parda, sabiduría popular, esas eran las cualidades de este querido personaje tudense. In memoriam.
In Ferruxo
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